27 de enero de 2020

Feliz Año de la Rata

 
Alegría, alegría.
Estos días se celebra el año nuevo chino. El año de la Rata lo llaman.
Suena fatal, ya lo se, pero parece que no, que es un año buenísimo, lleno de prosperidad. Tanto es así que los astrólogos chinos nos advierten que debemos ser prudentes y no derrochar el pastón que vamos a ganar.
Yo, gran seguidor de Confucio y del arroz tres delicias voy a tragarme también esto que para eso la sabiduría oriental es ancestral y milenaria.
Los chinos de mis fotos son del barrio de Usera en Madrid. Un chinatown castizo que estos días arde en fiestas. Nuestros chinos, imbuidos del natural espíritu festero madrileño, se tiran a la calle con las vestimentas mas variopintas. También te digo: no he visto ni un mantón de la China na, China, na, China na. Que ya les vale.



24 de enero de 2020

Mucha, mucha policía


Buenas noticias
Alguien publica en Instagram la foto de un kiosco de prensa en Madrid donde venden periódicos antiguos. Pon tu, viejos. Destaca una cabecera: Franco ha muerto.
Yo pienso: qué simpático, poder leer de nuevo noticias como esta, tan esperanzadoras.
Pero en Instagram una señora se apresura a comentar: ¡fachas! Nido de fascistas nostálgicos…  
Cuánto denunciante ha aparecido en este país. Qué olfato tan fino para detectar fachas, rojos, machistas, feminazis…. Esa ostentación de odio, ese reafirmarse insultando al enemigo me parece sospechoso.
En fin, a mi no me amargan el dia ni esta, ni el pin parental, en cuanto tenga un rato, voy a acercarme al kiosco ese a por el periódico de que entramos en la Comunidad Europea.


12 de enero de 2020

Detrás de cada gorro de lana...


Una gran mujer.
Yo tuve un gorro de lana de cada una de mis abuelas. La una era una virtuosa del punto y se lució: como me veía venir, me hizo uno con pompón que yo movía grácilmente pacá y pallá camino del cole.
La otra aprendió a hacer punto a los 70 años, justo cuando empezaba a aburrirse. Yo fui solo una de las innumerables víctimas de las creaciones en lana con las que inundó a toda la familia. ¡Qué viene la abuela! Y corríamos a ponernos su gorro para salvaguardar la armonía familiar.
Un día sin embargo me pilló, a traición, jugando en la calle sin el gorro. Argumenté, en defensa de mi herencia, lo peligroso que era en ese barrio llevar algo con los colores del Barça. Me hizo uno en rayas rojas y blancas que podía divisarse desde la nave Soyuz que por entonces se estrenaba en el espacio.
-Para que no te pierdas.
Otra que me conocía.

4 de enero de 2020

Vuelvo al charleston


¿No son los 20? Pues eso.
No escribo mas a menudo para no aburrir. Me cuesta ignorar los acontecimientos que a diario nos abochornan y pasar a lo que importa: el mundo real.
Ese donde la gente pasea. Comparte un perro o comparte la vida. Y se pone tierna cuando ve caer el sol.
Despedí el año en Sitges (si, otra vez Cataluña) con el propósito, para el nuevo año, de ganar mi particular batalla contra el mal rollo. Así que, ¡despejen la pista!