21 de noviembre de 2019

Saca el vodka


Que vienen los rusos
El portero del edificio donde me quedo cuando voy a Sitges es ruso. Y no parece portero. Podría ser ex mister Moscú, especialista de cine o segurata de millonario. Portero no.
Tiene ese acento inquietante que los de mi edad relacionamos con el blanco y negro y el telón de acero. La Carme mi vecina dice que es un tipo que la desestabiliza, que no se que querrá decir exactamente en catalán.
Yo, como no me gusta pensar mal, intentaba ajustar su perfil al de portero de finca y me decía: cotilla si es.
Ahora me entero de que el GRU (el departamento de Inteligencia ruso) anda por Cataluña soplando las hogueras.
Acabaramos…¡Pobre Mijail! Yo poniéndole de cotilla y resulta que recaba información.

13 de noviembre de 2019

Sit and talk



Hay que reconocer que en catalán todo está mas claro.
En la onda del Twist and shout o el Levántate y anda, que dijo el otro, los catalanes han lanzado Sit and talk. Una cosa tan tonta, y a nadie se le había ocurrido.
En Madrid, como demuestran las imagenes de la línea 1, el slogan ha tenido un gran éxito. En Francia, no tanto.


7 de noviembre de 2019

Qué lata, votar


Antes no te molestaban tanto.
Los que nacieron en Democracia no saben lo que se han perdido. Ni se imaginan la vidorra que nos pegábamos sin tener que ir a votar ni nada.
Éramos la envidia de Europa. Los europeos venían a España, no para beber barato, qué va, venían porque aquí no se votaba nunca. Hartitos estaban de votar.
Mi abuelo, socialista perdido, si era de votar, Como no le querían acompañar porque, consideraban los que le cuidaban, que a su edad para qué molestarse, se fue solo a votar en las primeras elecciones después de 40 años. Se cayó en la calle y se hizo una herida en la frente. Te lo digo: no compensa. 

(En la foto: rodaje en Chamberi) 


 



3 de noviembre de 2019

La noche se acabó


Convicciones yo no tengo.
O no muchas. Pero eso a la gente no le hace gracia. Por eso digo cosas.
Nosotros somos de sacarina… A mi donde esté Alcaudete…. Eso es lo que se espera de uno. Así que alguna vez debí decir que yo no soy de ir a fiestas. Lo mismo pude haber dicho que me pone Puigdemont pero no. Dije lo de las fiestas.
El resultado es que se ha corrido la voz y ya nadie me invita a ningún sarao.
Dice mi amiga Rebe que son paranoias mías, que no me invitan porque ya ni animo ni adorno.
Ya le dije: tu si que eres vieja.