El que suscribe
No formo parte del sufrido gremio de la
construcción pero pertenezco al canonizable grupo humano que soporta la invasión de los de la construcción en su
finca.
Soy ese que se despierta cada mañana con el canto de la
hormigonera. Al que los bombardeos indiscriminados no le llegan desde la tele,
sino del piso de arriba. El que se echa a la calle con la que está cayendo
antes de que le taladren la paciencia. Al que un día le cortan el cable de la
tele, y al otro el del telefonillo. El que no tiene derecho a siesta.
Ni una ni dos, oiga. Hasta tres remodelaciones de pisos sobre
mi cabeza soporto este verano. Y sin matar a nadie. Si esto no merece un puesto
en el santoral que venga Dios y lo vea.
8 comentarios:
¿Este chico cumple las medidas de seguridad en vestuario de su profesión?
DEME, ya te vale... Te cuento que me están matando y tu piensas en el vestuario del presunto culpable.
Las reformas son el clavo ardiendo al que se aferran los paletas y lo celebran entre gritos y pataletas. Creo que hace tiempo tienen oidos sordos a las directrices de seguridad en el trabajo. Y pretenden contagiar con ese afán a los vecinos que tienen al alcance de la radial en el tajo. Ante tan pertinaz obstinación queda escasa opción, comprar su silencio con un jugoso descuento para el próximo tatoo. O hartarles de cerveza. Reciban tus nervios mis condolencias y un abrazo de conmiseración. Y que te acompañe la paciencia. Un abrazo
Toda obra es una maldición y si te cae encima, literalmente, pues a sufrir tocan. Menudo veranito estarás pasando.
Comparto plenamente lo dicho por Carlos.
Por cierto, que te ha duedado divertida la entrada, ponle música y seremos muchos los ciudadanos que te acompañemos a cantarla.
CARLOS, muchas gracias. Eso si que es un pésame como es debido. He llegado a un punto en que intento ver la parte buena-o menos mala- de mi sufrir. ¿Imaginate que no fueran extranjeros y se arrancan por soleares?, me digo.
JOAQUINITO, muchas gracias. Estas muestras de solidaridad me ayudarán a no desfallecer y olvidarme de ideas locas (he llegado a pensar en contratar a Manolo el del bombo para darles de su veneno).
ABRAZOS PARA LOS DOS
Uy!! Mi cólera crece solo de escuchar tu relato, por empatía con tu suplicio y porque lo he padecido (incluso causado) en otros momentos, pero como bien dices no queda sino armarse de paciencia cual santo Job y resistir haciendo fotos :))
A mi me gustan los tatuajes (de hecho tengo uno pequeño, al lado de ese joven na de na).
Abrazos!!
U-TOPÍA, en estos amargos momentos, mi odio va de la mano con mi solidaridad con la clase obrera.
Cuando Melania se tatuó aquel corazón con ese Antonio(Banderas), lo primero qué pensé es si le dolería mucho al borrárselo. Ese soy yo pa tatuarme nada.
Un abrazote
Santa paciencia tú antes las obras ajenas, antes los ruidos de motores y radiales, ante el polvo y las mudanzas. El reino de los cielos está lleno de vecinos comprensivos que aguantan pacientemente esos rigores.
Un abrazo.
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