Verano y cine
La imagen de estos chavales me lleva a los veranos de mi
infancia. En pleno agosto, durante la comida, mi madre me anunciaba la llegada
de Paquito que esperaba en el cuarto de estar a que terminara de comer para
irnos por ahí.
¿Dónde vais a estas horas
con la que está cayendo? Pues al cine que era lo único refrigerado a
nuestro alcance. Los caminos de la cinefilia son tan inescrutables como los del
Señor.
Esta tarde, tan achicharrante como aquellas, me tiraré a la
calle para ir al cine. Probablemente tendré que hacer cola, como entonces, pues
no se venden entradas mas que en taquilla una hora antes.
Adicciones. Aquellos
barros, estos lodos.
2 comentarios:
A plomo cae el fuego del cielo para provocar añoranzas invernales. Una pelí apropiada? La quimera del oro. Un abrazo y felíz siesta.
CARLOS, descubro casi un mes mas tarde tu acertado comentario. No fué la quimera del oro que fué una cosa sueca muy cursi. Ya sabes que los suecos gritan poco, bueno para la siesta.
Un abrazo retrospectivo
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