Llámalo Bilbo.
Llegué por la tarde tras 5 horas de tren - ¡ese AVE ya!- inteminables.
Bilbao me recibió con todos los honores. Aurresku no tuve pero había chirimiri
y me recogió en la estación un joven taxista sacado directamente de la serie Allí abajo. Qué acentazo qué maravilla. Yo
es que en los viajes tengo mucha suerte con lo autóctono.
Tuve tiempo de comer bien y conocer La Alhondiga. Al día
siguiente, antes de dejar la ciudad pude ver lo de Bill Viola (otra vez,
impresionante) en el Guggenheim.
Niebla no había. La de la foto la pone el museo.
5 comentarios:
Me encanta Bilbao, ahora hace un tiempo que no voy, pero pronto lo haré que ya lo añoro. Se nota que lo pasaste bien, me alegro por ello.
Un abrazo!!
U-TOPIA, también a mi me gusta. Fué una brevísima estancia para encontrarme con unos amigos y desde allí partir juntos a otras tierras. Y si, lo disfruté mucho. No he contado que también vi la expo de la Colección de arte de La Koplowitz (no recuerdo cual de ellas) en el museo de Bellas Artes. Increible lo que atesora la tía. Espléndida colección.
Excelentes dispositivos que permiten elegir el tiempo más adecuado, eso sólo puede suceder en Bilbao, que además está lleno de buena gente que se llama casi siempre Iñaki o Arantxa. Un abrazo.
CARLOS, tu sabes que los de Bilbao tienen la suerte de poder elegir donde nacen y, como bien dices, ahora el tiempo que va a hacer.Considero justo que por lo menos en los patronímicos estén mas limitados.
Un abrazo
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