13 de marzo de 2018

El soportal


Qué gran invento
He pasado en Salamanca un fin de semana de tormentas que no han parado en tres días. Agua viento y frío en una combinación demoniaca con esa cosa tan británica, los sunny spells, cuando el sol brilla el tiempo justo para que, por sorpresa, la lluvia te empape de nuevo.
Ahí comprendí la grandeza del soportal que posibilita la vida en las condiciones mas adversas.
¿Cuándo dejamos de hacer ciudades habitables? ¿Cuánto tiempo puede sobrevivir un ser humano dando vueltas a una plaza?


5 comentarios:

Santy Trombone dijo...

Muy cerquita de esa magnífica plaza hay una tienda de sombreros con fotos de Franco y banderas con el águila en su escaparate, lo vi hace un par de años y me temblaron las carnes... Castilla siempre me ha dado cierto miedo. (mis padres son de Salamanca)

Uno dijo...

CAL, qué cosas. Yo lo que vi fué mucho estudiante en edad de merecer.
Lo que es evidente es el apabullante peso de la Iglesia clarísimamente representado por sus impresionantes monumentos.
¿Miedo? A mi gente que habla tan bien y llama las cosas por su nombre me parece muy de fiar.


carlos dijo...

Esa plaza y su periplo columnado, antes conocida entre los parroquianos como "El tontódromo" Se ha mudado a la ribera del Tormes, donde los centros comerciales regalan calefacción y no cobran aparcamiento. Un abrazo.

El Deme dijo...

Siempre buscando una perspectiva inquietante. A veces logras obras maestras.

Uno dijo...

DEME, emocionado con tus palabras, sinceramente.
Un abrazo