A
montar si me invitó. Pero nada de leré.
El
cocherito, leré
me dijo anoche, leré,
que si quería, leré
montar en coche, leré.
Y yo le dije, leré
con gran salero, leré,
no quiero coche, leré
que me mareo, leré.
Oía
en mi infancia cantarlo a las niñas cuando saltaban a la comba. Una bobada,
pensaba yo.
Por
fin en Sevilla he comprendido el mensaje subliminal, en esos versos
envenenados, de renuncia y negación al sexo
Y
eso que Jaime Chavarri ya me lo había avisado
.