No he querido despedir 2020 sin felictarte el nuevo año. 2021 viene, como todos los años por estas fechas, cargadito de ilusiones. Quédemonos con eso. Hoy hay que creerselo todo. Tragarse hasta las uvas. Muchas, muchas felicidades.
No he querido despedir 2020 sin felictarte el nuevo año. 2021 viene, como todos los años por estas fechas, cargadito de ilusiones. Quédemonos con eso. Hoy hay que creerselo todo. Tragarse hasta las uvas. Muchas, muchas felicidades.
O influyente *
Escucho los consejos de los que me quieren, me abro al mundo de nuevo y pongo la tele. ¿Qué me encuentro? Un anuncio, naturalmente. En el comercial escucho: eramos unos haters de los seguros de salud… Apago la tele. Definitivamente aun no estoy preparado para la nueva normalidad.
(*) influencer, para entendernos.
¡Aleluya!
Salgo de mi encierro y paseo por el barrio como un turista. Qué bonitas las calles en Otoño. Los bares han puesto terrazas ocupando plazas de aparcamiento. Sus sombrillas dan a ChamberÍ un aire playero. Claro que algunos ya han sustituido las sombrillas por una estructura mas sólida capaz de soportar las dos plantas que van a levantar en cuanto no mire el guardia. Han cerrado algunos negocios y también descubro alguno nuevo. Y de repente, al fondo, ante mi, una imagen mil veces soñada: están desmantelando el capirote de las torres de Colón.
No se que nueva tropelía permitirán cometer a los constructores pero merecerá la pena a cambio de librar a la ciudad de la vergüenza de tan ridículo capirote.
Hacía tiempo que no escribía nada en este blog porque para dar malas noticias ya está Tele5. Esta es buena: Dios aprieta pero no ahoga.
El Ayuntamiento de Madrid, en lo festivo, cuando quiere ponerse fino se pone goyesco. A mi se me ocurren un par de pinturas negras que ilustrarían mejor la situación actual de los madrileños pero el Consistorio ha optado por un Goya mas popular, claro.
No dejo de preguntarme qué necesidad había de hacernos esto.
Vivo cantando
Quince minutos bajo la ducha ni es sostenible, ni es solidario, ni se si puedo permitírmelo. Pero si renuncio a mi actuación en la ducha de cada mañana, ¿qué me queda?.
Tengo un repertorio muy amplio, no creas, pero hoy todo han sido boleros. Letras de desamor llenas de reproches: …hoy resulta que no soy de la estatura de tu vida.
Me he despachado a gusto con la esponja que es lo mas parecido a un ser humano que me acompaña en mi ducha desde que llegó el covid. Voy a borrar de mi boca los besos que un día me diera tu boca maldita, le he dicho y todo. Una vez aclarado que no me enrollo con la esponja porque yo no quiero, puedo afrontar mi día perfectamente, solo como un perro abandonado en el pandémico descampado en el que mueren cada día - deja tu ya mis sueños - mis necesidades.
Madrid me mata
Confinados para proceder a su gaseamiento, los madrileños se inmolan para salvar a la Humanidad. Ya no queda otra salida.
Alguna cree que si la hay. Nunca fue muy lista. Con esa cara de loca es imposible que pase desapercibida. La mascarilla deja al descubierto sus ojos, demasiado grandes, demasiado abiertos para ser humanos. La muñeca asesina fue interceptada por sus victimas cuando trataba de huir del gaseamiento por el túnel de la risa.
Los madrileños cayeron sobre ella como una plaga de langosta y, en a penas unos segundos, en el suelo solo quedaba el mecanismo que la animaba.
Terapia
Siempre pensé que esto iba para largo y me preparé mentalmente para ello. No contaba con Ayuso. Ahora me parece interminable y, ahí, ya desbarro.
La pandemia me ha pasado factura:
un rodillo, una bandeja, papel para marcar los límites y dos tipos de pintura. Este fin de semana voy a pintar una pared. He tocado fondo.
Tenemos los datos mas alarmantes de la incidencia de la pandemia a nivel planetario.
Veo en la tele a los dirigentes madrileños que nos han pastoreado hasta aquí y me pregunto si, de verdad, alguien, alguna vez, pensó que estos dos estaban capacitados para manejar algo así.
¿Para cuando la puesta en marcha del reconocimiento facial de la inoperancia?
Hace un año que no estoy en modo playa.
Seguramente en ningún otro lugar he sido tan feliz como en la playa. En ningún sitio mas atractivo, mas divertido, mas interesante. Seguramente porque siempre he estado allí de vacaciones.
Por estas fechas, con el bronceado se me iba la sonrisa por el desagüe y volvía, intacto, ese gesto de mala uva. Ya no era tan simpático. Volvia yo. O quizá desaparecía de nuevo.
Estoy un poquito aburrido de mi versión covid.
In memoriam
La foto de las calles de Madrid vacías en Agosto ha perdido interés. Total, igual de vacías estaban durante el Confinamiento.
La otra gran noticia de Agosto, un clásico, era el aniversario de la muerte de Marilyn que aparecía cada año puntualmente en los diarios para llenar el hueco que dejaba la falta de actividad parlamentaria y el cierre de la mayoría de los negocios de la ciudad.
Hoy el Covid19 no deja hueco para nadie. Ni siquiera se ha salvado Marilyn.
Miedo me da.
El día 15 se celebran las fiestas patronales correspondiente al inmenso número de vírgenes que tenemos en este país. Una gran riqueza cultural, si. El próximo día 15 son las Fiestas del Pueblo. Y estoy acojonado.
En fiestas hay que pasarse, es lo suyo. Un compañero de trabajo, un señor muy serio, me contó que una vez su padre le pilló, con otros mozos del pueblo, follándose a una vaca en el rio.
- Pero, ¡Igínio!
- Padre, copón, ¡que estamos en fiestas!
Espero que la distancia social ponga a salvo a las vacas y de paso nos salve a todos de los excesos tradicionales de la devoción mariana.
No hay que cantar Asturias patria querida que incita a abrazar a los amigos por el cuello. Hay madrigales.