En el sótano del Teatro María Guerrero había un bar.
Era amplio y tenía sofás de terciopelo granate, muy cómodos. A este bar se accedía también desde la calle y era un lugar muy animado donde se reunía la farándula allá por el pleistoceno. Allí pase muchas tardes que me taerían alguna noche de éxito, tuyamentiendes.
El domingo pasado volví a pisar aquel sotano hoy convertido en una pequeña sala de teatro. Se representaba Mi mapa de Madrid de Margarita Sánchez.
Es una comedia deliciosa y negra al mismo tiempo que reune a un estupendo grupo de actores. Un canto a los madrileños de barrio de toda la vida, tan entrañables u odiosos como todos los portadores de idiosincrasias.
Lo dirije Amelia Ochandiano a quien traté en los comienzos del Teatro de la Danza y de quien puedo asegurar que conoce muy bien de qué habla la obra. Y se nota.
La del día 20 fué su última representación.
Aquel bar del María Guerrero, aquellos amigos, aquellos tiempos, aquellos barrios fueron dibujando la tarde del domingo un trozo de mi propio mapa madrileño.