¿Sabes por qué a los
españoles se nos dan mal los idiomas?
Porque no tenemos malicia.
Somos gente sana que lo que escribe lo dice tal cual, con todas sus letras. No
ponemos una cosa y decimos otra. No escribimos au si queremos decir oi, como
los alemanes, ni ponemos oi si queremos decir ua, como los franceses.
Luego está el portugués,
que tu lo lees y se entiende todo pero ellos lo embrollan al hablar para que no
lo pilles. Y no lo digo yo: en Rio me enseñaron que los brasileños hablan
portugués como si tuvieran una patata en la boca y los portugueses como si
tuvieran dos.
Qué decir de los ingleses,
que pronuncian cada palabra como les sale del bigbén. Un buen acento inglés es
el que consigue pronunciar cualquier vocal sin que nunca puedas decir con
exactitud cual de ellas es.
Nosotros, tan directos, no
estamos acostumbrados a las medias tintas y nos cuesta entender estas maniobras
de distracción de otros idiomas. Si tenemos una f, ¿para qué poner ph?.
Habrá quien diga que nos
faltan matices. No te digo yo que no, pero eso no es necesariamente malo.
Gracias a eso, por
ejemplo, se ve claramente que nuestros políticos dicen exactamente lo que tienen
escrito en el guión. Palabra por palabra.
Otra cosa es lo que
piensan. Los que piensan.