No se acaba nunca
Este verano se ha apalancado aquí y no parece que tenga
intenciones de irse. En cuanto te ve sacar algo de manga larga vuelve corriendo,
no sea que llegue el otoño.
Hace tiempo que cambié la arena por el paseo marítimo. Tumbarme
a la bartola por la antropología casera. Así
que tiro para el Norte a ver si por fin puedo ponerme unos calcetines como es
debido. Necesito otoño: otra luz, otros colores, sopitas, relente y buscar el
sol, no esquivarlo de sombra en sombra. Quiero sentir un poco de frío y
fundirme conmigo mismo en un abrazo que hace ya mucho que no me achucho.
Luego si eso, ya te cuento.