Con mucho orgullo
El sábado a las 12
en punto sonaba el chupinazo en San Fermín de los Navarros y el jardín de la
iglesia en el Paseo de Eduardo Dato se llenaba de gente de blanco impecable con
su pañuelo rojo al cuello.
Por la tarde la
fiesta no fué tan comme il faut. El blanco y rojo se volvió multicolor y se hizo notar en el vestir la afición taurina de los sanfermineros que
abarrotaban el Paseo del Prado.
Por lo demás,
ningún lío en el balcón del ayuntamiento porque la alcaldesa no apareció. Me
alegré, no creas, porque de haberlo hecho es muy posible que hubiera recibido
un manzanazo en las peras.