Verano y cine
La imagen de estos chavales me lleva a los veranos de mi
infancia. En pleno agosto, durante la comida, mi madre me anunciaba la llegada
de Paquito que esperaba en el cuarto de estar a que terminara de comer para
irnos por ahí.
¿Dónde vais a estas horas
con la que está cayendo? Pues al cine que era lo único refrigerado a
nuestro alcance. Los caminos de la cinefilia son tan inescrutables como los del
Señor.
Esta tarde, tan achicharrante como aquellas, me tiraré a la
calle para ir al cine. Probablemente tendré que hacer cola, como entonces, pues
no se venden entradas mas que en taquilla una hora antes.
Adicciones. Aquellos
barros, estos lodos.