Insoportable.
La gente llevaba el pelo
mas largo de lo habitual. El pelo crecía sin control desvirtuando looks, a veces trabajados durante toda
una vida.
Los hipsters parecían hippies al
no poder hacerse arreglar la barba todas las semanas. A muchos jóvenes y a
todos los futbolistas les habían vuelto a crecer las cejas. Estaban dejando de
parecerse a su madre.
El color natural del pelo
se abría paso poco a poco entre los tintes. Las españolas dejaban de ser
rubias. Las canas de ellos ya no crecían solo en las sienes. Salían en las
cejas, en el bigote… Los pelánganos crecían en las orejas de los ancianos.
En la penumbra del
confinamiento la naturaleza humana salía a la luz. La verdad se hacía
insoportable. Tuvieron que abrir las peluquerías.
Solo se me ocurre otro
oficio con mas acercamiento social y tocamientos.