Ahora es cuando llego
al Bósforo y me pongo literario
En realidad cuento los barcos que pasan
Bósforo arriba y abajo desde que tengo uso de razón. He contado petroleros
rumanos, cruceros soviéticos, pequeños pesqueros que venían de Trabzon, barcos
de pasajeros búlgaros, los de las líneas marítimas que van al Mar Negro, buques
de observación meteorológica soviéticos, elegantes transatlánticos italianos,
transportes de carbón, barcos de cabotaje registrados en Varna, cargueros
despintados, descuidados y oxidados, barcos infectos y oscuros de bandera y país
de procedencia indeterminados. Pero no lo cuento todo: ignoro los botes a motor
que cruzan de una orilla del Bósforo a la otra a funcionarios que van a
trabajar y a mujeres que vuelven del mercado llevando bolsas ni los transbordadores
de las Líneas Urbanas que llevan absortos y tristes pasajeros que fuman y toman
té de un rincón a otro de Estambul, porque para mi, como para mi padre, son
elementos tan inseparables de mi vida como los muebles de la casa.
(Orhan
Pamuk. Estambul)