Hace un año que no estoy en modo playa.
Seguramente en ningún otro lugar he sido tan feliz como en la playa. En ningún sitio mas atractivo, mas divertido, mas interesante. Seguramente porque siempre he estado allí de vacaciones.
Por estas fechas, con el bronceado se me iba la sonrisa por el desagüe y volvía, intacto, ese gesto de mala uva. Ya no era tan simpático. Volvia yo. O quizá desaparecía de nuevo.
Estoy un poquito aburrido de mi versión covid.