Malasaña
para los amigos
Manuela
fue una heroína madrileña de la guerra contra el gabacho invasor que tardó mas
que otros en hacerse notar. No era tan escandalosa como Agustina y sus
cañonazos ni iba por ahí aporreando el tambor como el del Bruch. Ella era mas
sencilla. Ni peli tiene. Pero le dieron su nombre a una calle del barrio de
Maravillas y poco a poco Manuela se fue ganando al barrio, hasta que se le
conoció por su nombre.
El
barrio de Malasaña vuelve a estar de moda como en los años de la Movida por lo
que el madrileño se ha apresurado a tacharlo de parque temático y, a ser posible, a tacharlo también del mapa.
Siempre
me pareció muy sano el desapego de mis paisanos con Madrid frente al
papanatismo con su ciudad del resto de los habitantes del universo pero no deja
de ser una pose excesiva la costumbre local de descalificar cualquier intento
de levantar la cabeza.
El
madrileño no tiene mas patria que el bareto de su barrio (si, ese, el mas
cutre).
8 comentarios:
Ya no contabilizo los bolardos que atacan al viandante, pero de haberlo sabido, hubiera puesto una fabrica para elaborarlos. Y hoy sería rico o quizás, hasta primo de un alcalde. Esa costumbre del tatuaje otrora símbolo de pertenencia a la legión, parece que es signo de modernidad y me llama mucho la atención. Un abrazo. La que más me gusta, es esa niña tan "mod".
Se debería dejar que Malasaña levantara su cabeza. Todo barrio tiene ese derecho. Esperando que luego no lleguen los promotores a aprovecharse del esfuerzo de los pioneros.
Vengo de estar una semana en Berlin y he llegado enamorado de Friedrichshain, un barrio del Este de la ciudad con una vida de calle envidiable ( comercio independiente, pequeños restaurants, cafes, segunda mano, restauración de muebles, floristrias, biotiendas y terrazas, decenas de terrazas a cual más acogedora. ¡Que reviva Malasaña!
Por lo que yo sé, no está clara si realmente participó en la revuelta, o fue una de tantas víctimas inocentes de los fusilamientos del tres de mayo.
En todo caso, pocas calles llevarán el nombre de una adolescente, y qué curioso que precisamente esa calle y ese barrio, hayan atraído a tanta juventús de varias generaciones ya.
Es el epicentro del nuevo casticismo de Madrid. En unos siglos el traje típico se verá a los niños y jubilados celebrando San Isidro vestido de malasañeros. Por otro lado me encanta su dejadez postmoderna (con ojos de turista).
Un abrazo.
Pues el bareto del barrio, no. Pero cuando las patrias se reducen a la cutrez de balls populars, la senyera y todo aquello que, basado en leyendas varias, defina las señas de identidad... No digo más, chitón.
Tus fotos estupendas. Estoy pensando en tatuarme una luna en la oreja (estrellas ya tengo).
Abrazos!!
CARLOS, yo solo me tatuaría "amor de madre" que es un clásico y no tienes que borrarlo al cambiar de pareja.
SHYSH, qué envidia ese Berlín. Tengo que volver con buen tiempo que siempre lo he visitado en invierno y me han hablado muy bien de esas terazas. Ay, si esos patios hablaran...
LOQUE, no me desmitifiques ahora a Manolita, mujer...¡Ay! madrileña tenías que ser.
MOISÉS,me has recordado esos niños canarios que en vez de vestirse de goméros o de guanches se disfrazan de drag queen.
LUNA, muchas gracias. Me he acercado cuatro días por ahí en plena fiesta mayor y me hago una idea. Claro que antes hice una paradita en El Plata para coger fuerzas.
Una luna está bien como tatuaje, mejor que Antonio.
ABRAZOS PARA TODOS
Entiendo que nadie sabe, mejor que tú, de lo que hablas... Tú que estás impregnado de la ciudad... Pero ya sabes que nadie es profeta en su tierra...y los barrios, no son una excepción me temo...besotes.
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