Aunque confortablemente
instalada en su sofá/toro.
Ignoro si este boceto de cartel
para la opera de Nueva York llegó a realizarse. Lo vi en El Rastro y, si yo
fuera psicoanalista o algo, lo habría comprado.
No lo hice y me arrepentí
cuando vi que me había venido siguiendo hasta el metro. ¿Qué significaba eso?
El surrealismo es lo que tiene,
que da mucho que pensar.
4 comentarios:
¡Era una señal!
¿De qué? Ah, pues eso no lo sé. Pero era una señal de algo, fijo.
ESTI, gracias por iluminarme, ahora lo veo claro. Voy a escribir dos o tres tomos sobre el toreo social a la mujer y su posición al respecto en lo lírico y lo laboral.
No es que el surrealismo de mucho que pensar, es que este país no ha vivido fuera de la realidad surrealista desde hace como 5000 años. Dalí decía que el surrealismo era el, naranjas de la China, con perdón por el casticismo. Desde el momento en que el ideal femenino de un país es una dama inexistente inventada por un viejo loco e inspirada por una tal Aldonza que, según Sancho, olía a ajo, ya no se puede ir mucho más allá en el surrealismo nuestro de cada día.
El toreo socia a la mujer, dices, y yo añadiría "y de la mujer"
JOAQUINITO, cuanta razón. Tan cierto como que el ritmo corre por las venas de los negros, que aquí unos y otras llevamos el toreo en la sangre.
Publicar un comentario