Postales aparte.
Vivo en Santander el síndrome
de Truman (el del show). Tengo la sensación de que allí donde voy todo el mundo se viste de
señores de Santander y todo responde perfectamente al cliché santanderino, muy comme il faut.
Me tiro a la busca del canalleo
pero un equipo de producción extraordinario me lo va decorando todo antes de
que yo llegue.No sabes lo que me ha costado salirme de la postal.