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7 de junio de 2020

Desconfinado. Dia 87


Fase2. Ya me puedo casar
Menos mal, porque ya se me estaba pasando el arroz. Lo que veo complicado es buscar pareja con mascarilla. Sobre todo si no tienes ojos morunos, soñadores o algo y tu principal atractivo, como en mi caso, reside en el encanto de tu sonrisa.
Pero ya se sabe que el que hace la ley hace la trampa. ¿Cómo te vas a casar y mantenerte a 2 metros del amor de tu vida?  La cosa hace aguas hasta en la propia ceremonia. ¿Le pones el anillo con guantes?... Yo no lo veo.





29 de mayo de 2020

Confinado. Día79.


Oh là, là, la normalité!
Una vez estuve invitado en uno de los grandes hoteles de La Croisette aunque, si no conoces Cannes, el nombre del hotel te lo situaría en la categoría hostal con baño en el pasillo.
El Hotel Martínez, como otros grandes hoteles de la ciudad, tiene su playa privada. La han dividido en pequeños corralitos separados entre si por una pequeña vallita de tablas. En cada cubículo resultante, el espacio justo para dos hamacas y una minúscula mesita que las separa. Un pasillito de tablas a ti te permite acceder a la playa y a los camareros acercarte el champagne. Si, hay servicio de camareros y de toallas. Las del hotel no sirven, estas de la playa se pagan aparte junto con el alquiler del corralito, el champagne y las ostras. Ser huésped del hotel solo te permite poder acceder a este lugar privilegiado.
Como te digo, yo estaba invitado y eso incluía todos mis gastos pero no duré en esa playa ni diez minutos Qué angustia estar encerrado en tu parcelita junto a otros afortunados encerrados en las suyas sin poder moverte. Salí pitando en busca de otra playa menos privada donde poder practicar la Fraternité.
Esto viene a colación de la Nueva Normalidad y los planes que veo en la tele de parcelar las playas e incluso panelar el espacio que ocupa cada cual.
Yo ahí no voy ni regalao.



25 de mayo de 2020

Confinado. Día 74.


Vuelve el hombre
Hoy en Madrid entramos en la Fase 1. Supongo que debería hacerme ilusión, pero no. Y es que he vuelto a perder la confianza en el ser humano. Como te lo digo. La recuperé en los días mas duros de la pandemia cuando nos sobrepusimos al horror vislumbrando un mañana de mujeres y hombres reflexivos y solidarios. Por un momento volví a creer en el prójimo como en mi mismo.
Hoy se da el pistoletazo de salida de la Fase 1 y mucho me temo que van a salir a la calle como el batallón suicida, a pecho descubierto como el novio de la muerte. Pa chula yo. Y mañana lloraré.
El sábado se llenaron las calles de gente que agitaba banderas desde sus 4x4 y héroes de comic con capa roja y gualda al viento sobre sus mototas como un anuncio de lo que se nos viene encima.
La letra no entra con sangre. Vuelve el hombre. Para eso no hay vacuna.



17 de mayo de 2020

Confinado. Día 66

Aquí Estocolmo
No se si es la falta de nuevas noticias. O de buenas noticias. Quizá ambas cosas, pero lo cierto es que la tele no para de hablar de lo que podremos hacer cuando estemos en la Fase 2 o incluso cuando estemos desfasados del todo. Eso cuando, como en Madrid, estamos en Fase 0,5.
La verdad es que crea confusión y la gente cree que ya puede ir a la piscina o celebrar bodorrios de hasta 100 personas.
-No, hija no. Eso es en la Gomera.
Y yo me pregunto, ¿de verdad van a encontrar 100 personas que se arriesguen a que los novios vayan sin máscarilla? O lo que es peor ¿a que les hagan una coreografía?
Yo no creas que tengo prisa. Ni de casarme ni de lo demás. Síndrome de Estocolmo creo que se llama. 

15 de mayo de 2020

Confinado. Día 64.


San Isidro Fase 0
El castizo enmascarado se dispone a celebrar las fiestas del pueblo. En la caja de La Mallorquina, sin duda, lleva rosquillas del santo. Como sabrás las hay tontas, listas y de Santa Clara. Bueno ahora se han inventado otras pero no pienso ni mencionarlas que mira lo que ha pasado por hablar del prusés. Seguro que aquí el madrileño lleva un surtidito de las clásicas.
Desgraciadamente, en Fase 0, mi radio de acción no llega hasta la Mallorquina. Pero una cosa te digo, aunque sea las compro en la panadería del barrio que con este panorama a saber cuando vuelvo a comerme una rosca.



11 de mayo de 2020

Confinado. Día 60.


Apuntes
Incredulidad. Susto. Miedo a estar contagiado. Alivio por no tener síntomas. Noticias, memes, videos y mensajes contradictorios. Los amigos bien. Los rankings. Peor está Italia. ¿Ha dicho de Madrid al cielo?. Repugnancia. Malos ratos. Peor lo pasa Ray Donovan. La OMS. Aplausos, risas, wasaps que te tronchas. Demasiados wasaps. Sin alcohol. Por fin lejía pero no gel hidroalcohólico. No hay mascarillas. Se rompe el frigo. Aprendo a hacer multiconferencias. Se rompe el extractor de humos. La tele tose. Ni me he operado de cataratas ni me cambié de gafas. Peor está Kominsky. Un amigo con síntomas. Ya hay mascarillas. Desescalada. Todos a la calle. Comentarios que dan miedo. Inconsciencia. Corte a tazón. Las cejas del doctor Simón. ¿Te acuerdas de cuando había domingos?



8 de mayo de 2020

Confinado. Día 57.


Mi primer paseo.
Creo que es muy necesario que salgamos de esto cuanto antes. Los hombres, con mascara, son un peligro. A no ser que sean japoneses.
Un hombre que lleva mascara tarde o temprano asaltará un banco. Como mínimo.
El anonimato no es buen consejero. La impunidad del enmascarado es demasiado tentadora.
Vuelvo a casa, turbado. ¿Qué intenciones ocultan tras sus máscaras?
Yo, sin ir mas lejos, al ver que no me reconocía nadie en mi paseo he empezado a tramar terribles tropelías. De bancos no. De las otras.

5 de mayo de 2020

Confinado. Día 54


Mejorando lo presente
Yo no noto que el confinamiento me haya hecho mejor persona. Esta mañana sin ir mas lejos podría haber matado a un tipo que meaba en un alcorque junto a mi portal cuando, enmascarado, me disponía a ir a la compra. Porque, esa es otra: que las calles estén vacías propicia el aumento de la delincuencia.
Se exagera con las bondades de este encierro. La soledad y el tiempo para uno mismo no lleva necesariamente a una reflexión que nos haga mas sabios. Puede generar malas ideas, atracos… Es como cuando de chavales nos llevaban de ejercicios espirituales. En esos retiros, créeme, solo se ejercitaba la imaginación para la fechoría y el onanismo. Que no digo yo que sea malo pero espiritual, no es.
Mejorar, mejorar, quizá he mejorado en la cocina. Y es que nunca había cocinado tanto. Desde que descubrí que en el bar de la vuelta hacían la tortilla de patata de lujo, no había vuelto a probar la mía. Ayer me salió una excelente. Bueno, vale, si, soy mejor cocinero. Pero estoy engordando.



30 de abril de 2020

Confinado. Día 49.


Insoportable.
La gente llevaba el pelo mas largo de lo habitual. El pelo crecía sin control desvirtuando looks, a veces trabajados durante toda una vida.
Los hipsters parecían hippies al no poder hacerse arreglar la barba todas las semanas. A muchos jóvenes y a todos los futbolistas les habían vuelto a crecer las cejas. Estaban dejando de parecerse a su madre.
El color natural del pelo se abría paso poco a poco entre los tintes. Las españolas dejaban de ser rubias. Las canas de ellos ya no crecían solo en las sienes. Salían en las cejas, en el bigote… Los pelánganos crecían en las orejas de los ancianos.
En la penumbra del confinamiento la naturaleza humana salía a la luz. La verdad se hacía insoportable. Tuvieron que abrir las peluquerías.

Solo se me ocurre otro oficio con mas acercamiento social y tocamientos.



28 de abril de 2020

Confinado. Dia 47.


Vitamina D
Cuando le comuniqué a mi médico que la neuróloga me había dicho que tenía baja la vitamina D, me dijo:
-¿Tu también? ¡Es de risa! De repente todo el mundo tiene baja la vitamina D. ¡En este país!¡Con el sol que tenemos!.
Hace unos días me acordé y, aprovechando que hacía bueno, salí a la terraza a que me diera el sol y, ya de paso, hice algunas fotos. Te lo cuento para que no creas que me he echado a la calle a raíz de lo de la desescalada. A mi lo que digan me da lo mismo. Mientras no vea las cosas claras no pienso salir de casa mas que lo imprescindible. Y por la acera del sol.



26 de abril de 2020

Confinado. Día 45.


Si mi alma lo sabe
En este ir y venir del pensamiento, inevitable en las circunstancias en las que vivimos, el mío unas veces mira al futuro pronosticando lo que será nuestra vida y como afrontarla y otras veces mira al pasado pensando en lo que hubiera hecho de haber sabido lo que iba a pasar.
Yo creo que me hubiera ido a vivir a Corea. Y de no irme a Seul, me habría hecho con un alijo importante de mascarillas, gel hidroalcohólico y bonito al natural bajo en sal.
También habría salido mas con los amigos. Independientemente de que vinieran o no con sus cuñados.
Aunque mas que lo que hubiera hecho, pienso en lo que no habría hecho. Como perder el tiempo y coger enfados por asuntos que -ahora lo se- en el fondo, me la pelan. Ya sabes, politiqueos, identidades, teatrillos y paripés institucionales y de los otros. Nunca mas.
Voy a tatuármelo en el cerebelo: carpe diem.

21 de abril de 2020

Confinado. Día 40.


Cantar los cuarenta.
40 días.Y no estar loco, como cantaba Bambino. Aunque algunos que me wassapean empiezan a mostrar síntomas de andar perdiendo el norte. Hacen poesías, se disfrazan e, ignorando que nunca han sabido ni contar un chiste, se ruedan a si mismos haciendo comedia. Es mas: ¡cantan!. Se debería poder denunciar a la gente que nos provoca vergüenza ajena. 
Qué bochorno. A los que si denuncio aquí por cursis y oportunistas es a esos cantautores profesionales que han perpetrado canciones sobre los tópicos del confinamiento y lo buenos que vamos a ser cuando acabe. Esos si que no tienen perdón de Dios: ¡cebarse con una población indefensa que no puede huir!. Hay una de estas canciones en concreto que, entre pájaros y primaveras, canta: la calidad de la sanidad será intocable que no rima pero gusta oírlo.
No me voy yo a comparar con el Conde de Montecristo pero 40 días encerrado y recibiendo estos ataques de unos y otros  hacen que entienda mejor sus ansias de venganza. 


 

17 de abril de 2020

Confinado. Dia 36.


Quiero creer que he tenido una vida interesante.
He viajado mucho desde muy joven. He vivido en Madrid, Londres y Tenerife. He hecho sándwiches en una peluquería, he sido camarero, auxiliar de vuelo, publicitario y diseñador. He conocido personas extraordinarias, algunas muy famosas y otras menos conocidas pero no menos interesantes. Conocí a una paisana del Pirineo que, ya en los 80, había bailado el himno de Riego en el Uzbekistan. El famoso himno es una adaptación de una jota de su pueblo. Siguiendo su estela, yo llegaría a bailar La Macarena con gran éxito en un hotel de Samarkanda. Si, he estado en hoteles míticos del mundo pero también me he instalado en una cueva de Albacete. En Nueva York trabajé una semana en el Chrysler building. En Sydney me presentaron a un premio nobel. Y en Los Angeles, una noche, cené en el mismo restaurante que Sylvie Vartan.

Hoy me ha dado por hacer balance. Ya te digo, ¡ni que me fuera a morir! 


14 de abril de 2020

Confinado. Día 33


La odisea del espacio
El montacargas de mi casa está estratégicamente situado para complicarte la vida. Explico al conserje que excepcionalmente debería dejar utilizar el ascensor a los transportistas cuando lleguen porque si pretendemos que suban el frigo en el montacargas, se verán obligados a realizar tal cantidad de maniobras que la entrega sería farragosa y larga, algo que ninguno queremos en estas circunstancias. ¿Verdad, Pepe?
Cuando llega el frigorífico, Pepe no está de servicio y me toca dirigir la operación. Comprobamos que, por su altura, el frigorífico no entra en el ascensor. Lo desembalan para ver si así cabe. Nanai.
Tomamos la ruta del monta cargas. Abajo cuesta meterlo, arriba es imposible sacarlo. Vuelven a bajarlo para quitarle las puertas. El montacargas está enfrente de la vivienda del conserje que sin duda es consciente de mi drama pero permanece agazapado cobardemente en su guarida. Mi mente vuela hasta Diciembre intentando recordar cuánto le di de aguinaldo.
Cuando por fin consiguen sacar el frigo del montacargas en el 5º, ya desde las ventanas del patio son varios los vecinos que, alertados por el trajín, nos lanzan miradas asesinas.
-¡Juntos saldremos de esta!, les recuerdo.  



10 de abril de 2020

Confinado. Día 29.


De Profundis
Estoy tenso. Estoy intenso. Mis pensamientos toman la forma de grandes frases para la Historia. Pienso en forma de titular. En mi mente habla Piqueras relatando catástrofes en el informativo de Tele5. Soy una saeta en un balcón magnificando la pena. Mi pensamiento deriva a la trascendencia y reafirma sus conclusiones en frases lapidarias. Puedo escribir el epitafio mas triste esta noche. Definitivamente mi frigorífico ha muerto.



7 de abril de 2020

Confinado. Día 26.


Operación Super
09:00 h. Rompo mi confinamiento y bajo al garaje a ver si arranca el coche. No lo cojo a penas y, suele ocurrir, que el día que voy a sacarlo se ha descargado la batería. Hoy no puede fallar. Es una cuestión de supervivencia. Esta tarde tengo cita en el parking del super para recoger un pedido que hice hace una semana (si, una semana).
14:00 h. Salgo del garaje rumbo a mi objetivo. Jeans negros ajustados, jersey de cuello vuelto negro, guantes y mascarilla. Parezco un ladrón profesional de película de los 60. Llevo conmigo la clave que me permitirá pasar los controles policiales que se interponen entre mi casa y el cargamento.
All clear. A penas dos o tres transeúntes y un par de coches. Los conductores tienen un aspecto tan sospechoso como el mío pero es a mi a quien paran en el control. Allí pronuncio la contraseña que me abrirá el camino: click&car.
Entro al parking donde me han citado. Junto a la barrera, un coche. Están tomando la temperatura al conductor con uno de esos termómetros que proyectan un rayo de luz en la frente.
-¡Por fin! Si lo viene diciendo la OMS: test, test, test.
Ni test ni tast:
- ¿Viene a trabajar?
- No, vengo a recoger.
- ¡Tire p´alante!
Me paro donde me indican y un señor con escafandra me pregunta mi nombre. Inmediatamente me traen la mercancía.
- Abra el maletero, por favor. Y yo, super profesional, abro el capó.
Con lo bien que iba todo, convierto una de 007 en una del Superagente 86.
Firmo un papel donde me doy por enterado de que están agotados los pepinillos en vinagre.



4 de abril de 2020

Confinado. Dia 23


Ordenar armarios
Uno de mis buenos propósitos al comenzar la cuarentena era abrir la correspondencia que se amontona junto con otra pila de papelotes en una esquina de mi escritorio. Hasta hoy no he tocado ni un papel.
Otro propósito fallido era aligerar el contenido del cajón al que van a parar las garantías y manuales de instrucciones de todos los aparatos que he comprado desde que me emancipé. En estos tiempos de obsolescencia programada, la mayoría de estos aparatos han sido sustituidos varias veces, no así sus instrucciones correspondientes.
Hoy me he puesto con ello. He abierto las cartas -no fuera a ser que alguna no fuera un aviso de que soy mas pobre- y luego las he puesto, junto con los papelotes, en la misma bolsa de papel para reciclar donde he vaciado el cajón de las garantías. Por último, he añadido a la bolsa las cuatrocientas copias nunca comprobadas de pagos con tarjetas de crédito que tenía en una carpeta. Soy otro.
¿Ordenar armarios, dices? Si, ya se que es algo muy recurrente estos días pero yo es que, por mas que los miro, los veo bien.  
¿Tu has oído eso de guardar lo de invierno, sacar lo de verano? ¿Guardar dónde? ¿En el armario?. No entiendo nada, así que mejor me abstengo. Yo, en el tema armario, ni entro ni salgo.



31 de marzo de 2020

Confinado. Dia 19.



La arruga es bella.
No siempre he sido un magnate con asistenta. Cuando empecé a vivir solo, fuera de casa, era joven y pobre, naturalmente. Y no tenía asistenta.
Fue entonces cuando desarrollé mi extraordinario método antiarrugas de tender la ropa. Gracias a mi método y a la aparición de los modernos tejidos de fibra nunca tuve que aprender a planchar.

Cuando el Tergal pasó de moda, tuve la suerte de que la arruga se consideró bella. Dejó de serlo y, para mas inri, yo me había ido refinando en lo textil. Afortunadamente para entonces ya el sueldo me daba para que todas las semanas alguien planchara por mi.

Así llegamos al día de hoy en que ni hay Tergal, ni tengo asistenta, ni se planchar.
Menos mal que tampoco tengo vida social.



27 de marzo de 2020

Confinado. Día 15


Me tiro a la calle.
Leo cada una de las palabras escritas que voy encontrando a mi paso. Uso exclusivo bomberos. Alarma conectada con grabación de imágenes. Compro tu coche y te lo pago al contado. Hay una belleza una perfección sin esfuerzo en la llegada gradual de la noche. (Antonio Muñoz Molina. Un atardecer solitario entre la gente.)

Hace meses que este libro esperaba su momento en mi mesilla. Creo que ningún momento mejor que este para que me saquen a pasear por las calles.
No voy a hacer crítica literaria, no sabría. Ni siquiera lo he terminado de leer. Quizá mi entusiasmo con su lectura esté condicionado por las circunstancias. Y es que para mi sorpresa encuentro también esto entre sus páginas:

Evacuada por orden del Gobierno Chino una Ciudad de Nueve Millones de Habitantes. Calles vacías, edificios apagados, tiendas cerradas. ¿Qué sucede en Hangzhou, una de las mas florecientes y habitadas ciudades de China oriental? Sucede que el régimen chino no ha querido correr el menor riesgo de descontrol en la Cumbre que le toca organizar en su turno de presidencia del G-20 y ha tomado medidas impensables en una democracia occidental.
Imagina una ciudad mas poblada que Nueva York que se ha quedado desierta de la noche a la mañana.

El libro se editó en Febrero de 2018.


24 de marzo de 2020

Confinado. Dia 12.


Lo importante
Una de las cosas buenas de esta situación en la que vivimos – como habrás oído mil veces- es que ahora vamos a saber distinguir qué es lo realmente importante. Por ejemplo: el frigorífico.
Hace un par de días que en el interior del mío está creciendo una gorda capa de hielo. ¿Qué hago? ¿Llamo al técnico? Nunca ha sido fácil que un servicio técnico te atienda pero ahora, ¿querrá venir el técnico?. ¿Quiero yo que venga?.
Ahí es cuando uno vuelve al seno de la Iglesia y reza para que el frigo siga enfriando y no haga ¡plof! en esta santa situación.
Lo importante no es la tele, es el frigo.