30 de abril de 2020

Confinado. Día 49.


Insoportable.
La gente llevaba el pelo mas largo de lo habitual. El pelo crecía sin control desvirtuando looks, a veces trabajados durante toda una vida.
Los hipsters parecían hippies al no poder hacerse arreglar la barba todas las semanas. A muchos jóvenes y a todos los futbolistas les habían vuelto a crecer las cejas. Estaban dejando de parecerse a su madre.
El color natural del pelo se abría paso poco a poco entre los tintes. Las españolas dejaban de ser rubias. Las canas de ellos ya no crecían solo en las sienes. Salían en las cejas, en el bigote… Los pelánganos crecían en las orejas de los ancianos.
En la penumbra del confinamiento la naturaleza humana salía a la luz. La verdad se hacía insoportable. Tuvieron que abrir las peluquerías.

Solo se me ocurre otro oficio con mas acercamiento social y tocamientos.



28 de abril de 2020

Confinado. Dia 47.


Vitamina D
Cuando le comuniqué a mi médico que la neuróloga me había dicho que tenía baja la vitamina D, me dijo:
-¿Tu también? ¡Es de risa! De repente todo el mundo tiene baja la vitamina D. ¡En este país!¡Con el sol que tenemos!.
Hace unos días me acordé y, aprovechando que hacía bueno, salí a la terraza a que me diera el sol y, ya de paso, hice algunas fotos. Te lo cuento para que no creas que me he echado a la calle a raíz de lo de la desescalada. A mi lo que digan me da lo mismo. Mientras no vea las cosas claras no pienso salir de casa mas que lo imprescindible. Y por la acera del sol.



26 de abril de 2020

Confinado. Día 45.


Si mi alma lo sabe
En este ir y venir del pensamiento, inevitable en las circunstancias en las que vivimos, el mío unas veces mira al futuro pronosticando lo que será nuestra vida y como afrontarla y otras veces mira al pasado pensando en lo que hubiera hecho de haber sabido lo que iba a pasar.
Yo creo que me hubiera ido a vivir a Corea. Y de no irme a Seul, me habría hecho con un alijo importante de mascarillas, gel hidroalcohólico y bonito al natural bajo en sal.
También habría salido mas con los amigos. Independientemente de que vinieran o no con sus cuñados.
Aunque mas que lo que hubiera hecho, pienso en lo que no habría hecho. Como perder el tiempo y coger enfados por asuntos que -ahora lo se- en el fondo, me la pelan. Ya sabes, politiqueos, identidades, teatrillos y paripés institucionales y de los otros. Nunca mas.
Voy a tatuármelo en el cerebelo: carpe diem.

21 de abril de 2020

Confinado. Día 40.


Cantar los cuarenta.
40 días.Y no estar loco, como cantaba Bambino. Aunque algunos que me wassapean empiezan a mostrar síntomas de andar perdiendo el norte. Hacen poesías, se disfrazan e, ignorando que nunca han sabido ni contar un chiste, se ruedan a si mismos haciendo comedia. Es mas: ¡cantan!. Se debería poder denunciar a la gente que nos provoca vergüenza ajena. 
Qué bochorno. A los que si denuncio aquí por cursis y oportunistas es a esos cantautores profesionales que han perpetrado canciones sobre los tópicos del confinamiento y lo buenos que vamos a ser cuando acabe. Esos si que no tienen perdón de Dios: ¡cebarse con una población indefensa que no puede huir!. Hay una de estas canciones en concreto que, entre pájaros y primaveras, canta: la calidad de la sanidad será intocable que no rima pero gusta oírlo.
No me voy yo a comparar con el Conde de Montecristo pero 40 días encerrado y recibiendo estos ataques de unos y otros  hacen que entienda mejor sus ansias de venganza. 


 

17 de abril de 2020

Confinado. Dia 36.


Quiero creer que he tenido una vida interesante.
He viajado mucho desde muy joven. He vivido en Madrid, Londres y Tenerife. He hecho sándwiches en una peluquería, he sido camarero, auxiliar de vuelo, publicitario y diseñador. He conocido personas extraordinarias, algunas muy famosas y otras menos conocidas pero no menos interesantes. Conocí a una paisana del Pirineo que, ya en los 80, había bailado el himno de Riego en el Uzbekistan. El famoso himno es una adaptación de una jota de su pueblo. Siguiendo su estela, yo llegaría a bailar La Macarena con gran éxito en un hotel de Samarkanda. Si, he estado en hoteles míticos del mundo pero también me he instalado en una cueva de Albacete. En Nueva York trabajé una semana en el Chrysler building. En Sydney me presentaron a un premio nobel. Y en Los Angeles, una noche, cené en el mismo restaurante que Sylvie Vartan.

Hoy me ha dado por hacer balance. Ya te digo, ¡ni que me fuera a morir! 


14 de abril de 2020

Confinado. Día 33


La odisea del espacio
El montacargas de mi casa está estratégicamente situado para complicarte la vida. Explico al conserje que excepcionalmente debería dejar utilizar el ascensor a los transportistas cuando lleguen porque si pretendemos que suban el frigo en el montacargas, se verán obligados a realizar tal cantidad de maniobras que la entrega sería farragosa y larga, algo que ninguno queremos en estas circunstancias. ¿Verdad, Pepe?
Cuando llega el frigorífico, Pepe no está de servicio y me toca dirigir la operación. Comprobamos que, por su altura, el frigorífico no entra en el ascensor. Lo desembalan para ver si así cabe. Nanai.
Tomamos la ruta del monta cargas. Abajo cuesta meterlo, arriba es imposible sacarlo. Vuelven a bajarlo para quitarle las puertas. El montacargas está enfrente de la vivienda del conserje que sin duda es consciente de mi drama pero permanece agazapado cobardemente en su guarida. Mi mente vuela hasta Diciembre intentando recordar cuánto le di de aguinaldo.
Cuando por fin consiguen sacar el frigo del montacargas en el 5º, ya desde las ventanas del patio son varios los vecinos que, alertados por el trajín, nos lanzan miradas asesinas.
-¡Juntos saldremos de esta!, les recuerdo.  



10 de abril de 2020

Confinado. Día 29.


De Profundis
Estoy tenso. Estoy intenso. Mis pensamientos toman la forma de grandes frases para la Historia. Pienso en forma de titular. En mi mente habla Piqueras relatando catástrofes en el informativo de Tele5. Soy una saeta en un balcón magnificando la pena. Mi pensamiento deriva a la trascendencia y reafirma sus conclusiones en frases lapidarias. Puedo escribir el epitafio mas triste esta noche. Definitivamente mi frigorífico ha muerto.



7 de abril de 2020

Confinado. Día 26.


Operación Super
09:00 h. Rompo mi confinamiento y bajo al garaje a ver si arranca el coche. No lo cojo a penas y, suele ocurrir, que el día que voy a sacarlo se ha descargado la batería. Hoy no puede fallar. Es una cuestión de supervivencia. Esta tarde tengo cita en el parking del super para recoger un pedido que hice hace una semana (si, una semana).
14:00 h. Salgo del garaje rumbo a mi objetivo. Jeans negros ajustados, jersey de cuello vuelto negro, guantes y mascarilla. Parezco un ladrón profesional de película de los 60. Llevo conmigo la clave que me permitirá pasar los controles policiales que se interponen entre mi casa y el cargamento.
All clear. A penas dos o tres transeúntes y un par de coches. Los conductores tienen un aspecto tan sospechoso como el mío pero es a mi a quien paran en el control. Allí pronuncio la contraseña que me abrirá el camino: click&car.
Entro al parking donde me han citado. Junto a la barrera, un coche. Están tomando la temperatura al conductor con uno de esos termómetros que proyectan un rayo de luz en la frente.
-¡Por fin! Si lo viene diciendo la OMS: test, test, test.
Ni test ni tast:
- ¿Viene a trabajar?
- No, vengo a recoger.
- ¡Tire p´alante!
Me paro donde me indican y un señor con escafandra me pregunta mi nombre. Inmediatamente me traen la mercancía.
- Abra el maletero, por favor. Y yo, super profesional, abro el capó.
Con lo bien que iba todo, convierto una de 007 en una del Superagente 86.
Firmo un papel donde me doy por enterado de que están agotados los pepinillos en vinagre.



4 de abril de 2020

Confinado. Dia 23


Ordenar armarios
Uno de mis buenos propósitos al comenzar la cuarentena era abrir la correspondencia que se amontona junto con otra pila de papelotes en una esquina de mi escritorio. Hasta hoy no he tocado ni un papel.
Otro propósito fallido era aligerar el contenido del cajón al que van a parar las garantías y manuales de instrucciones de todos los aparatos que he comprado desde que me emancipé. En estos tiempos de obsolescencia programada, la mayoría de estos aparatos han sido sustituidos varias veces, no así sus instrucciones correspondientes.
Hoy me he puesto con ello. He abierto las cartas -no fuera a ser que alguna no fuera un aviso de que soy mas pobre- y luego las he puesto, junto con los papelotes, en la misma bolsa de papel para reciclar donde he vaciado el cajón de las garantías. Por último, he añadido a la bolsa las cuatrocientas copias nunca comprobadas de pagos con tarjetas de crédito que tenía en una carpeta. Soy otro.
¿Ordenar armarios, dices? Si, ya se que es algo muy recurrente estos días pero yo es que, por mas que los miro, los veo bien.  
¿Tu has oído eso de guardar lo de invierno, sacar lo de verano? ¿Guardar dónde? ¿En el armario?. No entiendo nada, así que mejor me abstengo. Yo, en el tema armario, ni entro ni salgo.