Extraña
forma de vida
Alguna
vez, como broma entre amigos, me he permitido expresar detalladamente mis
deseos de torturar hasta la muerte a algún cantante, actor o político que me
desagrada. Es un chiste muy celebrado si no lo haces todos los días.
En
Twitter son muchos los que hacen chistes crueles todo el rato, todos los días.
Naturalmente para seguir sorprendiendo elevan el tono hasta llegar a
aberraciones delirantes.
Los
que viven en Twitter ven eso como algo habitual a lo que no dan importancia. Incluso
almas cándidas que he conocido en otros lugares, en Twitter se animan a ser
malotes para estar a tono.
Pero
no todos vivimos en Twitter. El mundo no es Twitter por mucho que se empeñen en
decirnos que es allí donde todo ocurre y todo se mide y se decide. Los que nos
leen en Twitter no nos conocen, no matizan. Esto, creo yo, es fácil de
imaginar.
Y digo
todo esto para quitarle importancia a lo que se dice en Twitter pero darle a
las palabras toda la que tienen.