Yo fui
el niño que soñaba con saltar del sidecar al volante de la vespa de su tío.
Fui el
chaval que quería ser paparazzo con vespa en via Veneto. El joven que llegó a
Londres demasiado tarde para ser mod.
Antes
había sido yeyé que también participaba de la estética vespa, pero aún no tenía
edad para conducir.
Por
fin, en unas vacaciones en Santorini, alquilé una vespa. Acabé vendado como una
momia por dos campesinas griegas dispuestas a salvar mi vida a pesar del
rasguño.
Todo
han sido desencuentros entre ella y yo. Pero a pesar de eso, hace tiempo que
quería dedicarle una peli: esta