En el barrio de mi infancia había descampados donde hacer fogatas. De todas mis transgresiones del Código Materno esa era la mas peligrosa. El olor del humo quedaba impregnado en la ropa y me delataba irremediablemente. Pero, ¿cómo resistirse?
A veces, sin embargo, jugamos con fuego sin saberlo. Lo descubrimos cuando ya es tarde. Cuando alguien ya ha saltado a nuestra yugular por un comentario que nosotros creemos intrascendente. O no llegamos a enterarnos nunca.
No es lo mas habitual. La mayoría de las veces somos perfectamente conscientes de que nos la estamos jugando.
Fotos de la Fiesta Mayor de Sitges.