30 de agosto de 2020

Lo que se ha perdido el mundo

Hace un año que no estoy en modo playa.

Seguramente en ningún otro lugar he sido tan feliz como en la playa. En ningún sitio mas atractivo, mas divertido, mas interesante. Seguramente porque siempre he estado allí de vacaciones.

Por estas fechas, con el bronceado se me iba la sonrisa por el desagüe y volvía, intacto, ese gesto de mala uva. Ya no era tan simpático. Volvia yo. O quizá desaparecía de nuevo.

 

Estoy un poquito aburrido de mi versión covid.


 

7 comentarios:

Esti dijo...

Los morenos siempre sois más felices en la playa. Las blancuchas que nos quemamos, nos pelamos o incluso volvemos de la playa con el mismo color blanco nuclear lo disfrutamos menos.

carlos dijo...

Ese espeso aburrimiento que va calando el carácter hasta teñirlo de gris, promete algo poco bueno, como aquellos devoradores de tiempo contra los que luchaba Momo.
Quizás deberíamos reflexionar. Un abrazo.

Uno dijo...

ESTI, recuerdo a mi madre bajo la sombrilla, bajo la pamela, con un pañuelo en los hombros en cuanto salía del agua...Un sinvivir. Yo he sido un adorador del sol a pelo (la mezcla arena crema me daba grima)sin problemas. O eso creía yo porque mi piel dijo basta hace unos años y ya no puedo ni acercarme.

CARLOS, no hago mas que reflexionar. Estoy deseando que pase algo que interrumpa este largo periodo de reflexión. Algo bueno, claro.

UN ABRAZO PARA LOS DOS

U-topia dijo...

A mi la playa no me convence tanto como a ti en verano. Este año además había muchísima gente, no eran turistas sino autóctonos parados, ertes y gente deseosa de quitarse la mascarilla. Poco he ido y cuando lo he hecho ha sido muy a primera hora de la mañana.

Yo también estoy aburrida del modo covid, pero me parece que nos queda un rato.

Abrazos!!

Ikana dijo...

Sí que es verdad que la playa ya no es lo que era :S

Joaquinitopez dijo...

He de confesar que jamás he pasado mejores veranos que desde que dejé de ir a la playa. ¡Que alivio! sin gordas oliendo a coco y pegando gritos, sin cagadas flotantes, sin peleas por poner la sombrilla, sin niños chillones ni jovencitas que se creen Afrodita saliendo de las aguas y no llegan a ser La Ramona saliendo de la bañera, sin semicachitas que se creen Neptuno y ni meten la cabeza al nadar, sin gilipollas cuarentones jugando al fútbol entre sombrillas, sin pobres moros arrastrando su mercancía entre desprecios y dedos de gordas demasiado hábiles para afanar la pulserita que se les ha antojado pero que no quieren pagar, sin gritos histéricos de madres que han perdido de vista a su niño cinco minutos y parecen a punto de reventar sus cuerdas vocales y cuando ven al niño le sacuden dos guantazos que uno se explica que el chaval se escaqueara. ¡Que alivio, Señor!

Uno dijo...

U-TOPiA, hablo en esta entrada de tiempos remotos. Mucho antes de saber que había una cosa que se llamaba coronavirus, ya había dejado de frecuentar las playas. Al menos no del modo en que lo hacía. Mi piel ya no da mas que para un bañito rápido. Y desde luego en estas circunstancias no me apetece ni eso.

IKANA, ahora con las normas sanitarias, desde luego la playa ha cambiado pero me temo que el que ya no es el que era, desde hace rato, soy yo.

JOAQUINITO, me ha parecido volver a ver Novio a la vista y alguna de Ozores. He visto a Landa, Florinda Chico y al mismo Armando Buika. ¿Se puede pedir mas a un comentario? Muchas gracias.


ABRAZOS PARA TODOS