Dos ventanas en una ciudad.La de la izquierda pertenece a una casa alquilada que no tiene televisor. Ahí vive una pareja jóven con sus dos hijos. Son dos niños rubios que solo tienen juguetes de madera ¿Cómo es posible que el mayor haya ganado ese concurso de play station? El padre va a trabajar en bicicleta. Han estado a punto de hacerse vegetarianos pero ella es de Cáceres.
En la otra vive una anciana perpleja. Su hijo se casó con una española. No la entiende. Tampoco entiende a sus nietos ni nunca entendió a su hijo. Van a irse a vivir a Madrid porque el es agricultor urbano.
God rejse.
18 comentarios:
Y en esta entrada de ventanas haces lo contrario, relatas sin misterio, con sarcasmo, fotografías vidas a partir de fotografías.
Me ha encantado la imposibilidad de ser vegetariana siendo de Cáceres.
Un abrazo.
jajajja, mancantado la anciana perpleja XD, para la que, en el fondo, la vida no cambia... oye, y si era ventana tres cuarto, faltan dos... cuartos :_)
Lo sé, y lo siento
besos de oyes,oyes, pues yo no he ligado con alemán ninguno; solo trato con la profe de alemán, Cordula jajaaja; bastante simpática, se ríe y todo, ¿cómo son sus machos?... los de las alemanas... la profesora está casada con un gomero, lo que es la vida, Uno
Besos
Lo de Cáceres, muy bueno. Las fotografías preciosas y la desorientación de todos los personajes que insinuas magnífica.
Un abrazo
Me pongo en el lugar de la anciana... yo también fliparia...
Fíjate lo que se puede adivinar de la vida de uno sólo mirando su ventana... por algo tengo yo corridas las cortinas casi siempre.
Vegetariana de Cáceres. Mala pinta.
Seguro que a la anciana nunca le gustaron las cacereñas, aunque compartan con ella el gusto por un buen cabrito. Cantar es lo único que le queda, a la pobre, mientras sus nietos planean la dominación de la especie jugando a la play a escondidas.
La ventana torcida es tan Caligari-esque.
Beso.
Yo soy de caceres y fui vegetariano... Bueno, soy de Madrid, pero vale igual, no?
ARGAX, gracias. Cáceres no imposibilita el hecho vegetariano pero no cabe duda que la dehesa y el cerdo cacereños no te lo ponen fácil.
ANTWATERS, las ancianas nórdicas están curadas de espanto.
Estudiar alemán en Canarias y no aprovechar la invasión germánica me parece un desperdicio meine liebe.
JOAQUINITOPEZ, muchas, muchas gracias, contigo da gusto.
CALAMARIN, no me extraña que te identifiques con ella ya que si bien anciana no eres, eres nórdico de corazón como todos sabemos.
CAFÉOLÉ, odio los visillos y cortinas en general a pesar de mi fotofobia. Claro que una luz tamizadita a mis años no me vendría nada mal para tapar defectos cutáneos. ¡Cuánto me acuerdo de la pobre Blanche Dubois!
STULTIFER, que no hombre.
THEODORE, como siempre, me has descubierto. Si, la abuela es Kirsten Flagstad que aquí canta Rosas Negras(Svarta rosor) de Sibelius. Con ese lío qué quieres que haga, la pobre: echarse al lieder.
THEFIRST, Cáceres es un estado mental, como New York. Se puede ser de Madrid y ser de Cáceres perfectamente. Pero déjame decirte que cuando eras vegetariano estabas traicionando tu lado Cáceres. Si, lo siento.
Pobre anciana, sin entenderse con ninguno de la ventana de al lado debe sentirse muy sola...
Las fotos geniales y tu imaginación mucho más.
Un beso
UT
UT, muchas gracias. No es imaginación es que a nada que te fijes se ve perfectamente. No me digas que no que tu también eres ventanólogo.
Un abrazo
haces unos retratos "MA-RA-VI-LLO-SOS"....
Yo quiero y nsiempre he querido depnder de una bici...pero puta comodidad cabrona... y a mi nadie me entiende.
2046
CHAMPY, muchas gracias. Yo si te entiendo. No te voy a entender con esas cosas tan estupendas que me dices.
Un abrazo
Me gusta bastante más la de la izquierda, la otra es un poco lóbrega. Y esa pareja con dos niños rubios, alquilados, sin tele... ¡son totales!
Gracias Justo, ya sabemos que te gustan mas los jóvenes.
Un abrazo
hay que ver lo que da de si tu afición a las ventanas indiscretas.
Y lo que te rondaré morena, que decía mi abuela.
Un abrazo, pe-jota-
Tu capacidad de invención no tiene límites.
Besos.
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