De niño, en verano, en el campo, pasé muchas siestas subido a unas enormes higueras junto a la casa de mi abuela, donde nos desterraban a mi y a mis primos para que no interrumpiéramos el sueño de los mayores. Las ramas de aquellas viejas higueras se entrelazaban entre si, lo que nos permitía pasar de un árbol a otro sin tocar el suelo.
El cuento empieza así y termina con ese macaco de higuera entrando en el Museo del Prado. Ya solo me faltan las quinientas páginas de en medio.
A la izquierda, una hoja de la puerta de la ampliación del Museo del Prado de Cristina Iglesias.
A la derecha, ruinas de lo que dicen fue la casa de Hernán Cortés en Antigua(Veracruz)
9 comentarios:
el principio de la historia me gusta... espero leer la continuación...
mientras tanto entre ramas y raices te regalo esta foto que tomamos en Ayuttaya
http://www.flickr.com/photos/34232731@N05/3870665685/
ps...y ya lo tengo: Hada madrina se dice "neráida" (es que aunque parezca raro en aquel momento no me venia en la cabeza)
Yo nunca me subí a los arboles, me daba mucho miedo el bajar.
Un beso cielo
Yo tampoco era muy de árboles pero lo de irme por las ramas se me da de maravilla. Y eso que mono soy lo justo.
adrianos, fantástica tu foto. En cuanto al cuento, te deseo sinceramente que tengas una larga vida para verlo terminado.
Y sí, fuiste neraida lo quieras o no. ¿Nereida no es como sirena?
alex, ¡cuánta sabiduría encerrabas a tu corta edad! En esta vida lo dificil no es subir. Lo dificil es bajar. Muchos se caen.
Pues a mi no me gusta ya andarme por las ramas: mono eres. Claro que yo no sé de que tipo.
Abrazos, chicos.
No sé si conoces el hecho de que a pocos metros de esa puerta del Museo del Prado, en el Museo Naval, se puee contemplar el tronco sobre el que se asegura lloró Cortés en la Noche Triste.
Saludos.
Pues nada es sólo cuestión de ponerse manos al teclado.
José Ángel, muy interesante lo que me cuentas. Tengo que ir al Museo Naval. Me han dado muy buenas referencias. Y mas ahora que necesito la foto del tronco para completar esta serie. Muchas gracias.
Un saludo.
pe-jota, te deseo una larga larga vida para que puedas llegar a leer mi libro.
qué entrometidas son las ramas; casi tanto como las raíces.
¿Escribirías quinientas páginas? Me pregunto cuántas páginas saldrán de un árbol; igual hasta diez jajaja. Con lo que invade las ruinas de Cortés daría para el diario de un niño mata gatos, futuro psicópata.
Lo que me recuerda que ayer vi a un niño que cogía una especie de cosas redondas... ¿semillas, frutos? de unos árboles, y los tiraba a los coches. La madre ni se inmutaba; lo que me parece no sé si bien, pero menos cansino que esas otras madres que "no cojas eso del suelo, no te subas al muro, aléjate de la alcantarilla..." chacho, qué estrés.
Me he ido por las ramas.
besos
Ant, las ramas y los niños son muy entrometidos.
Mucho me temo que si, que mi gran obra tiene que tener exactamente quinientas páginas. Cuando la terminaré es una gran incógnita. Espero vivir para verlo.
Hummm...Creo que me he perdido.
Un abrazo
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